miércoles, 27 de agosto de 2014

Sé que tengo un carácter jodido. Siempre lo supe. A veces intento luchar contra él, pero muchas veces me vence. Tengo el defecto de ser muy impaciente, a veces poco tolerante en ciertas situaciones, pero sin embargo existe algo en lo que creo que sí me destaco: Soy muy sincera. Conmigo misma, y con el resto. Me gusta que lo sean también conmigo. Acepto la realidad, tan fría y gris como puede llegar a ser, las cosas como son, por más duras que sean. Creo fervientemente en mi verdad, confío mucho en mis convicciones y en mi sentido perceptivo. Por eso discuto, por eso choco, por eso me indigno con tanta facilidad. Creo tanto en mí, porque me oigo tanto, aunque a veces quiera callar. Será porque lo fui aprendiendo, o la vida misma me habrá obligado. Mi mente me fue preparando, educando, fortaleciendo. Me puedo tropezar con el mundo y enfrentar a cualquiera, porque me siento tan sabia, tan tan sabia en cuanto a mí misma. A veces en cuanto a la vida. Siento que tengo un pensamiento un tanto inusual para otros. Una manera de ver las cosas de modo diferente. Creo en mí y en mi mundo, y no hay nada ni nadie que pueda tirarlo abajo.

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